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Testimonio de sobrevivientes

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Nos disparaban, y podíamos ver en sus rostros como lo disfrutaban, sonreían

Shelly L.'s story

Temíamos que cada auto que aparecía detrás de nosotros, estuviera lleno de terroristas

Yo estuve en Nova.

Mi esposo, Yoav, y yo teníamos un Stand allí y estábamos celebrando nuestro séptimo aniversario de bodas.

Habíamos estado con nuestro Stand la noche anterior en el festival Unity, y nos quedamos para el festival Nova también. No habíamos dormido durante aproximadamente 30 horas.


De mañana, muy temprano, comenzamos a ver una gran cantidad de cohetes en el cielo y a escuchar explosiones increíblemente fuertes. Prácticamente estaba lloviendo misiles. No había visto las noticias en años, y no entendía cómo Yoav no me había dicho que había tensión en el sur. Sólo más tarde entendí que todo fue una completa sorpresa.


Fue como estar en una película de terror, estaba absolutamente aterrada. Nos sentamos en el suelo esperando a que terminara, pero simplemente no paraba. No tengo idea de cuánto tiempo pasó, cuando de repente me inundó el miedo de que un misil cayera cerca nuestro. Estaba segura de que iba a caer uno en el área donde estábamos.


Le dije a Yoav que empezáramos a empacar nuestro Stand, que nos teníamos que ir.

Empezamos a guardar todo rapidísimo, metimos en bolsas joyas, ropa, stands, y tiramos todo al auto. Lo que normalmente nos lleva media hora, lo hicimos en diez minutos.


Me agaché en el asiento al lado del conductor, el cual estaba lleno de cosas del stand, y nos dirigimos hacia la salida. Todo eso pasó unos cinco minutos antes de que los terroristas llegaran a la zona del festival.


Había muchísimo tráfico en el camino a Be'eri (un kibutz cercano), como si todos los asistentes al festival se dirigieran en esa dirección.

Giramos a la derecha de manera impulsiva, decisión que en retrospectiva salvaría nuestras vidas.


Diez minutos después, todos los que habían estado en el atasco de tráfico del que escapamos, fueron masacrados por terroristas que venían de Be'eri. No sé qué nos llevó a tomar esa decisión, tal vez fue simplemente la idea de que teníamos que seguir moviéndonos.


Seguimos conduciendo hasta que nos encontramos con autos a ambos lados de la carretera, rodeados de personas tendidas en el suelo, completamente inmóviles. Yoav me dijo que cerrara los ojos, dio la vuelta al coche, y nos alejamos lo más rápido que pudimos.

Pensé que se trataba de un accidente por la velocidad en la que todos íbamos manejando, mientras intentábamos escapar de los misiles, pero Yoav me dijo que era algo mucho más grande que eso.


Dos minutos después Yoav recibió un mensaje de su grupo de amigos del ejército, decían que terroristas se habían infiltrado en territorio israelí. En ese momento nos quedó claro que no se trataba solo de misiles, y que ahora teníamos que escapar de terroristas también.

La aplicación de navegación no funcionaba, así que seguimos las señales y nos dirigimos a Ofakim. El camino no estaba claro y estábamos completamente expuestos, mientras la lluvia de misiles se hacía más intensa. Una explosión casi volcó nuestro auto. Íbamos a 150km/hr (90mll/hr), disminuyendo la velocidad sólo en las curvas.


Shelly L.B and her husband

Temíamos que cada auto que aparecía detrás de nosotros, estuviera lleno de terroristas. O que de cada auto que nos adelantaba, comenzaran a dispararnos a través de la ventana.


Finalmente, llegamos a un lugar seguro y volvimos a casa desde allí. Todavía no éramos conscientes de la dimensión de esta tragedia y de cómo la intuición y la suerte estuvieron de nuestro lado.

No quiero pensar en 'qué hubiera pasado si', pero no puedo evitar hacerlo. ¿Cómo habrían crecido nuestros hijos sin nosotros si nos hubieran secuestrado o asesinado?


En la noche del festival, Yoav y yo habíamos hablado de la muerte. Cómo no es el final, y como todos vivimos varias vidas. Cuando estábamos al aire libre, le recordé eso y le pregunté si era el momento de decir "te amo". No lo dijimos.


Cuando llegamos a casa, empezamos a ver las noticias sobre los secuestrados y asesinados, y nos quedamos atónitos. Tantos amigos, conocidos, chicas que habían comprado cosas en nuestro stand, era incomprensible. Chicas a las que había vestido la noche anterior estaban desaparecidas, secuestradas o asesinadas.

¿Cuántos avisos de fallecimiento veríamos en Facebook? ¿Cuántos funerales y "Shivot" (duelos) asistiremos?


Fuimos salvados de la masacre. Pero el trauma nos acompañará el resto de nuestras vidas.



Shelly L.B.



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