6:30 de la mañana del sábado. Kfar Aza.
Grandes explosiones en la zona. Kobi y yo saltamos de la cama y corremos hacia la ventana de la cocina sorprendidos por la inusual cantidad.
Oímos un sonido extraño pero cercano.
¿Disparos? No está claro.
Kobi comienza a preparar café,
'Vamos, empezamos otra vuelta',
Asi pensamos. Oh, cuánto nos equivocamos.
Miramos por la ventana. Una camioneta blanca se detiene a la entrada del kibutz.
Diez terroristas (quizás más) vestidos de negro, con máscaras negras y armas,
salen de la camioneta.
"Los terroristas estaban a un segundo de casa. Veo la vincha blanca que llevan en la cabeza."
Se dispersan. Cinco corren por el campo en dirección a nuestra casa, cinco corren hacia la casa de nuestra querida vecina. Todavía no entiendo, le pregunto a Kobi:
¿Qué es esto?
Kobi tampoco entiende lo que está viendo.
7:02
Escribo en el grupo de WhatsApp de las mujeres de Kfar Aza, nuestro kibutz:
'Hay aquí un grupo vestido de negro corriendo con armas y disparando'. Alguien responde:
'Son nuestros soldados'.
Otro escribió:
'Meterse en el refugio, ya mismo’.
Los terroristas estaban a un segundo de casa. Veo la vincha blanca que llevan en la cabeza.
Hamás. Gritos.
'Alá es grandioso'.
Corremos al refugio.
Alguien escribe sobre la infiltración de terroristas. Alguien responde que no entremos en pánico.
Esos fueron los dos últimos minutos en los que todavía vivíamos en la inocencia
sin entender nada. Una dulce inocencia y una ingenuidad incomprensibles…
La vida tal como la conocíamos ya no existe.
Las llamadas de auxilio se multiplicaron rápidamente en el grupo de WhatsApp desde todas las áreas del kibutz:
"¡Están disparando a casa!"
"¡Están aquí!"
"¡Están en mi casa, socorro por favor!"
"Disparan a mi casa."
"También a la mía."
"¡Están entrando en nuestra casa! ¡Ayuda, por favor!"
A las 8:58 se informa que hay un herido cerca del complejo.
Se necesita una evacuación de emergencia. Envías un mensaje a algunos de tus compañeros de la clase de primeros auxilios:
"Herido en las inmediaciones del complejo, obstrucción de las vías principales, es urgente"
"Intentan abrir el refugio, ¡ayuda!"
"Sujeta con fuerza la manija."
"Urgente, salven a mis padres."
"¿Alguien vio o escuchó a Gila Peled, su familia del moshav está preocupada?" (Gila fue asesinada a sangre fría)
"Tamar Koz, la madre de Aviv, escribe: 'No tenemos contacto con Aviv y su familia, pedimos ayuda para verificar qué está sucediendo allí'." (todos fueron asesinados a sangre fría)
Alguien explica cómo realizar un torniquete.
Alguien suplica que vayan a verificar cómo están sus padres.
"Escucho los gritos de un herido cerca de casa. Y luego silencio."
Horas interminables en las que en todos los grupos de WhatsApp se escuchan llamados de auxilio, súplicas, indicaciones de cómo juntar fuerzas.
En un apartamento están Ofir, Israel, y mi nieto Itai.
En otro apartamento, una generación más joven, mi nieto Inbar y su pareja Adi.
Debajo de la cama en nuestro refugio, hay juguetes.
Ráfagas de disparos en el barrio, ráfagas sin fin,
desde cerca, desde lejos,
desde todas partes.
Escucho los gritos de un herido cerca de casa.
Y luego silencio.
A las 10:18, Inbar escribe:
"¡Requiero evacuación de emergencia!
Están aquí.
¡Por favor!
Y eso es todo. El contacto con Inbar se perdió por completo.
Se perdió el contacto con todo el barrio de los jóvenes.
Escribo a Emily (una chica de la clase de Inbar que vive al lado suyo).
No hay respuesta.
Itai grita, Ofir suplica que los saquen.
Estoy sin fuerzas. En casa, Kobi murmura.
Un terrorista armado camina por nuestro pasillo.
Las persianas están perforadas, las puertas cerradas.
Silencio.
No hablar. No respirar.
Están aquí.
Disparos a casa desde todas direcciones. Ráfagas.
Las ventanas estallan.
Inbar no responde. La unidad de combate llegó al kibutz.
Y yo pienso: "Está bien, esto es todo, se acabó".
Pero no.
Este derramamiento de sangre, esta masacre, esta terrible tragedia que ni siquiera empiezo a comprender, no ha terminado.
Más fuerzas, más unidades de élite llegan al kibutz.
Más informes sobre heridos.
Más súplicas para una evacuación urgente.
Más y más.
El tiempo pasa y todo lo que tengo en mente es que Inbar y Adi no están.
"El tiempo pasa y todo lo que tengo en mente es que Inbar y Adi no están."
Que solo no entren en la casa de Ofir e Israel.
Que solo Itai detenga el llanto.
Que solo resistamos.
Que no me asesinen
porque si así fuera ¿quién cuidará de los que quedan?
Que no maten a Kobi
Porque si así fuera ¿quién será mi ancla?
Que no lastimen a Uri,
porque moriré de dolor.
Que esta noche termine.
Que acabe.
Nuestro ejército es fuerte.
19:08. Están aquí de nuevo.
La casa está rodeada.
Terribles disparos a casa.
Gritos en árabe.
Uri debajo de la cama.
Me arrastro del miedo.
Mi valiente Kobi intenta romper la manija del refugio desde afuera para que quedemos bloqueados dentro,
pero no puede lograrlo.
Veo cómo nuestras vidas pierden valor.
23:00. Gracias a Dios, Israel, Ofir e Itai son rescatados.
Mantengo la esperanza.
0:30
Los terroristas, en el techo.
Escribo en los grupos de WhatsApp:
"Tenemos movimiento en el techo. Urgente, están intentando entrar.
Están en el techo.
Están intentando entrar".
Golpes fuertes en las paredes, desde todos lados.
Golpes fuertes en el techo.
Unos minutos más tarde,
Llega una unidad de élite del ejército. Hay un tiroteo.
Fuertes golpes en la puerta.
Kobi dice: "¿Es el ejército?".
Tratamos de escuchar a través de la puerta del refugio, pero no entendemos nada.
¿Son soldados o terroristas intentando entrar?
Están rompiendo la ventana,
los cristales estallan.
Están en la puerta del refugio.
Dicen: "¡Tzáhal, tzáhal. Es el ejército!".
Kobi susurra: "Voy a abrir".
Yo digo: "No, no, son terroristas, no abras".
Kobi se decide,
abre la puerta que estuvo cerrada durante 18 horas.
Vemos a los soldados frente a nosotros, nos cuesta creerlo.
Tomamos algunas cosas importantes en dos minutos.
Subimos a la ambulancia.
Nos cubren desde todas las direcciones.
"La horrible pesadilla no ha terminado, apenas comienza."
Pasamos el portón de salida del kibutz
y llegamos a una estación de servicio.
Hay más de los nuestros allí.
No puedo respirar,
empiezo a llorar.
Alguien me abraza.
Un soldado nos dá algo para beber.
Las piernas no me sostienen.
Estoy temblando.
Me siento en la acera.
La horrible pesadilla no ha terminado,
apenas comienza.
Más y más noticias trágicas sobre nuestros queridos amigos asesinados brutalmente,
Otros que están desaparecidos.
Rezamos por un milagro.
¿Cómo nos recuperamos de este terrible desgarramiento?
¿Cómo seguiremos adelante desde aquí?
¿Dónde está Inbar?
¿Dónde está Adi?
¿Quizás están heridos y no podemos llegar a ellos?
¿Quizás están secuestrados?
Le escribo a Inbar que lo amo y le pido que se mantenga fuerte.
No ve el mensaje .
No lo ve.
Domingo 12:30 p.m.
Un número desconocido llama.
Adi al teléfono: "Naomi, nos salvaron; estamos bien".
Me desplomo.
Se sobrepusieron a treinta horas de sufrimiento y su increíble historia,
su incomprensible milagro. Más adelante seguiré escribiendo.
*Gracias a todos por todo el apoyo y la ayuda. Lamento no poder estar en contacto con ustedes y no responderles como quisiera. Todavía estoy tratando de recuperarme.
Naomi H.