Esta foto fue tomada en el estacionamiento del Festival Nova, entre los misiles y disparos, antes de que supiéramos que había una infiltración de terroristas.
Foto: Shye Klein.
He estado sintiendo desde hace un tiempo la necesidad de compartir, contar lo que realmente sucedió allí.
Lo que me paso a mi.
Como las decisiones de un momento al otro se convierten en hechos.
Cómo sobreviví.
Y cuánto rezo por la seguridad de todos aquellos que no lograron regresar a casa y aún no se sabe qué les depara el destino.
"Muchas de las personas que lograron escapar al comienzo del festival fueron masacradas por terroristas que establecieron emboscadas en todas las salidas y simplemente nos esperaron allí con pistolas, granadas, y hasta lanzagranadas RPG. "
Les pedí a todos que esperáramos y que no subieramos a los autos mientras todos los demás intentaban escapar de los misiles al mismo tiempo. En retrospectiva, creo que esa fue la primera decisión que nos salvó la vida. Muchas de las personas que lograron escapar al comienzo del festival fueron masacradas por terroristas que establecieron emboscadas en todas las salidas y simplemente nos esperaron allí con pistolas, granadas, y hasta lanzagranadas RPG.
Después nos subimos a los autos, avanzamos quizás unos 10 metros y nos detuvimos debido al tráfico y a los gritos.
Nos bajamos del auto y nos dirigimos a la carretera de salida, a unos 4 autos delante de nosotros, vimos a una chica en el suelo gritando y alrededor de ella gente intentando ayudarla. Me acerqué y le pregunté al chico que la estaba ayudando, “¿Que Paso?”, a lo que me gritó de vuelta “¡¡Sal de aquí!!”
Le digo, “¡No me voy a ningún lado!, ¿¿Que paso??”, me mira con ojos sorprendidos y dice “¡¡¡Hay terroristas aquí, le dispararon, salgan de aquí!!!”
Y luego la realidad cambió. Hasta ese punto, ninguno de nosotros entendíamos realmente a qué nos enfrentábamos. Noté autos con agujeros de bala, autos destrozados a los costados, un terror y silencio horrible con la excepción de los gritos de la chica.
Estábamos entre los arbustos, a una distancia de 7 metros de ella y de las personas a su alrededor, incluido el chico con el que había hablado, un ángel que intentó hacer todo lo que pudo por ella.
En ese momento respiré hondo y entré en modo automático. Me di cuenta de que sólo la compostura y la concentración nos salvarían.
"Noté autos con agujeros de bala, autos destrozados a los costados, un terror y silencio horrible con la excepción de los gritos de la chica. "
Le pedí a mis amigos que dejaran sus teléfonos y que no era el momento no es el tiempo adecuado de avisar a los padres o amigos de nada, y ciertamente no era el momento de ponerse al día con las noticias porque necesitamos estar presentes, alertas, y enfocados en el entorno y en el momento. Pedí que cada uno escaneara en una dirección diferente mientras intentaba comprender de dónde venía el peligro. Todos se escondieron alrededor.
Después de unos minutos, decidimos correr hacia el campo. No antes de que Elad, el héroe, ayudar a un par de amigos con discapacidades en las piernas a recurrir a un vehículo de emergencia.
Elad, yo, y las dulces Mor y Tal, unas heroínas, empezamos a correr junto con otras docenas de personas, y más tarde, cientos, que intentaban escapar hacia los interminables campos, mientras escuchábamos los disparos sonando en nuestros oídos.
“Vamos a salir de esta, ¡que heroínas son, respiren conmigo, necesitamos respirar regularmente y no entrar en pánico!” se los repetía como un mantra.
Fueron 3 horas corriendo junto a cientos de personas, 3 horas en las que sentíamos los disparos cada vez más cerca, y 3 horas en las que sólo escuchábamos gritos y pánico. Mi teléfono sonaba con llamadas y mensajes de amigos y familiares que estaban preocupados… no le contesté a nadie. Necesitaba ahorrar batería. Solo a mi madre le contesté y le mentí diciéndole que todo estaba bien, que estábamos en un lugar protegido, no había razón para estresarla innecesariamente.
Y después de todas las horas corriendo y escondiendonos reconozco a lo lejos una cobertura con carros..
Les dije a mis amigos que necesitamos ir hacia allá y que ellos nos rescatarían, porque hasta el próximo Yishuv son otros 15 kilómetros de correr/caminar y sin agua, quemándonos por el sol, y después de horas de huir, sin saber que nos encontraríamos en el camino.
Recuerdo haber insistido bastante en ir hacia allá, aunque era bastante lejos, hasta que logré convencer a mis amigos y a otros más..
Mientras caminábamos y corríamos hacia ellos, vi que empezaban a subirse a sus vehículos y a alejarse. De todo este día, este fue el único momento en el cual comencé a asustarme un poco y sentir desesperación, porque había llevado a mis amigos a un callejón sin salida. ¡Pero me deshice de esos pensamientos y no me rendí! Corrí como loco y empecé a brincar y agitar los brazos. Por suerte, uno de los vehículos me vio, paró y también me hizo señas con la mano. Detuvo también a sus amigos y comenzaron a venir hacia nosotros.
Les gritamos “Los terroristas nos persiguen, saquennos de aquí.”
Nos trajeron agua, nos calmaron y nos subieron a sus vehículos y nos sacaron de ahí. (Ellos) Los miembros son organizadores del desierto. Ángeles que nos cuidaron y se arriesgaron en lugar de huir.
Nos llevaron a una granja cercana, ahí nos turnamos para vigilar el área abierta cuidando de no ser sorprendidos por terroristas.
Durante este tiempo, nos prepararon comida y no pararon de abrazarnos y mimarnos.
Los dueños de la granja, (el dueño) es un verdadero príncipe, nos abrió su casa completamente y nos echó la mano.
Mientras tanto, se llevaron una camioneta con un tanque de agua y fueron a ayudar a las demás personas que trataban de escapar.
Después de horas en la granja, y antes de que anocheciera, decidimos que no nos íbamos a quedar ahí, porque quedarse ahí en la oscuridad era más peligroso, así que simplemente viajamos a nuestras casas y, afortunadamente, no tuvimos problemas.
Llegué a mi casa al anochecer, solté el cuerpo y simplemente me quedé dormido hasta el siguiente día.
Solo al día siguiente a través de las noticias y los videos me di cuenta de la magnitud del desastre que había ocurrido ahí, y me di cuenta de lo afortunados que somos y de que lo que nos pasó ahí no fue nada menos que un milagro.
Mi corazón está con todos los fiesteros y las personas que no regresaron a casa, incluyendo nuestra amiga Sharona Shimonis Harel que aún está desaparecida.
Orando y esperando que regresen sanos y salvos a casa.
Moti S.