Hola, mi nombre es Dotan D. y estuve en el Festival por la paz Nova.
Todo empezó bien. Puro candor, mucho amor por el solo hecho de derrochar amor en derredor y gente maravillosa … Esperábamos todos juntos la salida del sol… el amanecer es el momento más hermoso. Éramos miles de personas con un único objetivo, hermoso y puro: compartir la llegada de la aurora.
En lugar del amanecer, una fuerte ráfaga de misiles irrumpió sobre nosotros. Inmediatamente paró la música. Por altavoz nos exigieron salir del área por el inminente peligro. Todos corrían para salvarse la vida.
Llegué al festival con mi buen amigo Daniel Goltman, que en paz descanse…, y su novia Dana Petrenco, actualmente desaparecida. Encontramos allí muchos amigos… tan buena gente todos…
Cuando comenzaron las alarmas, mi teléfono tenía un uno por ciento [de batería]. Llamé a Daniel para que pudiéramos seguir juntos y así lo hicimos. Mientras avanzábamos hacia los coches nos unimos a Amit Magnezi, que en paz descanse también… Seguimos adelante, teníamos miedo, algunos en pleno ataque de pánico, pero nos impulsaba nuestro instinto de supervivencia.
Corrimos hacia el estacionamiento, nos subimos al auto y comenzamos el viaje.
Tanto delante como detrás de nosotros había una interminable caravana de coches intentando escapar. Estábamos seguros de que estaríamos allí durante horas, y de repente… de repente, vimos una estampida de jóvenes corriendo hacia nosotros. Y entonces lo oí; oí disparos, explosiones, granadas y Dios sabe más qué.
Aquí nos separamos de Amit. Daniel, Dana y yo decidimos salir corriendo del auto.
Corrimos para salvar nuestras vidas. Dejé todas mis cosas y simplemente corrí junto con miles de personas a campo abierto, y pude verlo TODO.
Corres y a tu lado van cayendo personas, algunos te dicen que van a dejar de correr, se sientan junto a un árbol y alzan los brazos. ¡Y algunos se quedan petrificados sin poder responder en absoluto!
Es inimaginable.
Corrimos y llegamos a una construcción de hormigón. Había allí tanta gente…
Hablé con mis padres mientras estaba en ese edificio, había disparos por todas partes y me despedí de ellos.
Mi papá agarró el teléfono y simplemente me dijo que corriera, que no confiara en nadie más que en mí mismo, que trate de cavar un hoyo, que siguiera escondiéndome y moviéndome, ¡y que no me detuviera! Y sobre todo, que no me acerque a ningún poblado. Y ahí se cortó la llamada…
Les dije a mis amigos en el edificio que corrieran conmigo, que el tiroteo se acercaba y no podíamos quedarnos allí… había tanta gente conocida… La novia de mi amigo no reaccionaba y Daniel solo la abrazó; la protegió valientemente con su propio cuerpo y no se movió... Les grité que CORRAN, que no hay TIEMPO, que no desaprovechen el momento. Y simplemente comencé a correr para salvarme la vida. Solo, seguro de que era el final.
Corrí desde el estacionamiento hacia el área del festival. Fueron los 300 metros más largos que corrí en mi vida. Corres, te caes, ruedas por el suelo y sigues corriendo, mientras las balas te pasan silbando por todos lados.
(Daniel Goltman R.I.P)
Cuando llegué a campo abierto me subí a un auto con alguien y le dije, “sea lo que sea que veas en el camino, ¡sigue adelante!”. Cuando empezábamos a movernos, una camioneta llena de terroristas armados con ametralladoras y rifles Kalashnikov se acercó a nosotros. Nos desviamos y huimos mientras yo hablaba con mi papá y le decía que estaban detrás nuestro y que que tiraban ráfagas de ametralladora desde todas direcciones... Le dije: “Te quiero” y colgué.
Condujimos a la zona del festival hasta que el sendero se terminó y vimos que no había por dónde seguir. Con la camioneta terrorista todavía persiguiéndonos, saltamos del auto y comenzamos a correr. A correr hacia las profundidades del bosque mientras continuaban los misiles y seguían los tiros de todas direcciones. Para entonces, yo estaba completamente solo.
Milagrosamente encontré unas botellas de agua en el camino. Hacía un calor inimaginable. Mientras corría arrasé conmigo arbustos, ramas, cualquier cosa con la que pudiera tal vez ocultarme.
Me escondí junto a un árbol grande, comencé a cavar un hoyo del tamaño de un feto, me metí en él y me cubrí de arena, vegetación, ramas, todo lo que encontré.
Cuando todavía estaba ahí metido y habían pasado horas, comencé a pensar lo peor. No sabía si seguiría vivo para contar esta historia.
De repente escuché voces en árabe y muchos disparos hacia las pocas manchas verdosas que hay en la zona, arbustos y algunos árboles. Disparaban para confirmar que, si había gente allí, ya estaba muerta. Y todo eso sucedía sobre mi cabeza. Unos cincuenta terroristas sanguinarios seguían buscando chicos y chicas entre los árboles para masacrarlos, Y yo escucho todo, sus gritos mientras corren y las ráfagas de metralla… En algún momento me rodearon mientras estaba en el hoyo; eran decenas de ellos.
Estaba seguro de que me quemarían vivo, pero Dios me protegió. No me lo puedo explicar.
En un momento pensé que se habían ido, levanté la cabeza y vi a uno frente a mí con un hacha en la mano. Tiré inmediatamente la cabeza hacia atrás. Tenía el corazón en la boca. Para mi suerte parece que no me vio. Doy gracias a Dios nuevamente por protegerme y no permitir que me descubriera.
(Amit Magnezi R.I.P)
Después de unas horas de silencio, decidí salir del hoyo y avanzar a pie. Intenté ir a la zona del festival para ver si había quedado algún arma de los guardias de seguridad, algo con lo que pudiera protegerme. Pero en cuanto me acerqué, vi lo que vi - cuerpos sin vida de chicos y chicas cuyo único pecado había sido querer bailar y ser felices - y no pude acercarme…
Escuché a algunos terroristas que seguían en las inmediaciones, así que continué en otra dirección y allí me encontré con un chico llamado Dor. ¡Qué héroe! Me dijo que antes de que nos viéramos se había defendido como pudo con cuchillos y palos y logró que su novia pudiera escapar. Él mismo alcanzó a hacerlo. Y así los encontré: con heridas abiertas en la cabeza y un brazo roto.
Inmediatamente les llevé la botella de agua que tenía y nuevamente corrimos durante al menos dos horas para salvar nuestras vidas. No importaban pinches ni espinas; lo único que queríamos era escapar.
Y de repente vimos un auto blanco viniendo hacia nosotros. Corrimos lo más rápido que pudimos hasta que los escuchamos gritar: “somos del ejército, del ejército”. Y así logré salir de allí.
Todavía no lo he procesado todo. Las cosas siguen aflorando, saliendo a la superficie...
Gracias a Dios Todopoderoso.
¡Que Dios vengue la sangre de todos mis amigos brutalmente masacrados allí! ¡Benditos sean sus recuerdos!
P.D.: A pesar de todos los horrores que leíste en mi historia, ella está destinada a dar esperanza a los padres de niños desaparecidos. ¡No se desesperen! ¡Mi corazón está destrozado por mis hermanas y hermanos, nuestros soldados y civiles caídos o heridos en el festival Nova y en tantas ciudades! ¡Pero nos protege un ejército poderoso! ¡El odio no podrá con nosotros!
Dotan D.