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Testimonio de sobrevivientes

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Sólo queríamos una fiesta, sólo queríamos bailar.

Tal & Yamit O.'s story

Corrimos por nuestras vidas tomados de la mano, y dije: "Al menos moriremos juntos"

Esta es nuestra historia: acerca de cuán importante es escuchar nuestras corazonadas e intuición.


Hace aproximadamente 3 semanas, hablé con Afek F., uno de los productores del Nova Music Festival. Le pedí un link con descuento para el evento, lo cual rara vez sucede, y también obtuve una autorización para pagar en efectivo.


Eso es algo que nunca sucede, todos los eventos los pagué siempre con tarjeta de crédito y por adelantado.


Tres días antes del evento, Yamit, mi pareja, no se sentía bien, y le dije que no tenía que ir a la fiesta, que la podíamos dejar pasar, que no teníamos obligación alguna por las entradas ya que solamente pagaríamos en efectivo al llegar allá. Nadie nos extrañaría si no vamos.


Para que entiendan: no hay posibilidad alguna de que yo dijera que no vamos, sino todo lo contrario. Siempre quiero ir a todo y no perderme ningún evento.


Yamit dijo: “Por ningún motivo. Todo estará bien; además, necesito aire fresco”.

Yo, como buen marido, seguí adelante con el plan, como siempre.


Nos emocionamos. Empezamos a escuchar a los artistas que no conocíamos y que estarían en escena…


Actividades típicas de cada semana. El día del evento, después del trabajo y de cenar con los niños, cargamos el equipamiento en el auto y ¡ya! Nos fuimos al sur. Llegamos al lugar del evento relativamente temprano, como de costumbre.


Yamit señala al cielo y dice: “¡Tal, mira! ¡Hay un cohete!”.

Hubo retrasos en el ingreso debido a los permisos policiales de último momento. Como saben, el evento Supernova es un evento certificado, con una licencia súper estricta, súper rígida, con permiso policial, con CCTV, con oficiales y agentes encubiertos. Mientras estábamos afuera, comencé a sentir una presión en mi cuerpo y nervios inexplicables. Yamit no lo entendió y yo tampoco... pues veníamos a una fiesta a alegrarnos y pasarlo bien como cada semana.


Entramos, pagamos en efectivo y… ¡ya!, entramos. Cambiamos la cara…

Una vez dentro vimos que todavía estaban montando el escenario principal, trabajadores con grúas, escaleras, etc. Me quedé en shock: nunca había visto algo así. El espectáculo se abrió con un escenario y, por otro lado, se estaba trabajando en otro escenario.


Fui y pregunté, entonces entendí que el último evento de Unity se realizó en este mismo lugar en este mismo sitio. Algo que no entendí es cómo se hacen dos festivales un día otro y en el mismo lugar. Por supuesto, y me es obvio, que es la policía israelí y las licencias las que nos relegan, a la comunidad trance y a los productores, a territorios tan lejanos y peligrosos, con requisitos de permisos imposibles. Después de todo, no les importa nuestra seguridad, solo les importa deshacerse de la comunidad y hacernos imposible realizar un evento.


Así que instalamos el campamento, saltamos al bar de cerveza y whisky y comenzamos la ronda de saludos a los amigos. Entramos a la pista de baile, donde vimos más amigos y continuamos con más saludos. Todo este tiempo sentía una especie de malestar, no sé cómo explicarlo, pero mi cuerpo estaba intranquilo. Y Yamit, como es Yamit, percibió mi sensación de inquietud al instante.



"En retrospectiva, ese lapso en que buscamos el coche fue lo que nos salvó. "

Como a las 2:30 de la noche, Yamit me dijo que iba a descansar a la carpa y que yo me quedara a seguir bailando, que ella estaba bien y que le dolía un poco el estómago. Le dije: “Yamit, vámonos a casa, tomemos nuestras cosas, vámonos. Estoy bien con eso”.


Y amigos, en mi diccionario el “vamos a casa” no existe.


Yamit dice: "Me voy a dormir, despiértame antes del amanecer". Como es sabido, el amanecer es eeeeeeel momento de la fiesta.


Alrededor de las 5:30 de la mañana voy a despertar a Yamit.


En 5 segundos, cientos de misiles, histeria, todos corrían, la policía entró en histeria y miedo, no había quien manejara la situación, todos corrieron a diferentes lugares, gran caos y confusión. Corrimos hacia el mostrador y metimos todo en el coche como unos locos y paramos sólo un minuto para relajarnos y respirar.


En ese momento vimos a dos amigas que no podían encontrar su auto, confundidas por la histeria.



"En la ambulancia estaban los terroristas."

Por supuesto les ayudamos hasta que encontramos su auto.

En retrospectiva, ese lapso en que buscamos el coche fue lo que nos salvó.

Porque quienes salieron rápidamente recibieron una ráfaga de disparos. Por otro lado, más tarde supimos que quienes esperaron demasiado también fueron alcanzados por balaceras, siendo asesinados o secuestrados.


Nos subimos al auto y puse música, porque sólo eso podía calmarnos y le subí el volumen para que Yamit no escuchara los cohetes que no cesaban.


Empezamos a conducir y nos quedamos atrapados en el tráfico, en un cuello de botella. Avanzamos unos 20 metros desde el terreno abierto hacia la carretera en la que el tráfico era aún más lento y vimos una ambulancia a unos 100 metros de nosotros. Pensamos que se trataba de un accidente, que se estaban haciendo cargo, y avanzamos lentamente.


En la ambulancia estaban los terroristas.


Escuchamos gritos que decían “Fuera… salgan de los autos que nos están bombardeando… salgan… corran… escapen… escóndanse…”. Yamit instintivamente agarró los teléfonos, el bolso y comenzamos a correr por nuestras vidas.


Todavía no entendíamos nada, pasaron unos segundos hasta que nos dimos cuenta de que nos disparaban de la izquierda, de la derecha y desde el aire. En ese momento iniciamos nuestra fuga, corriendo hacia campo abierto y con nosotros estaban cientos y cientos de personas; jóvenes, amigos… todos corriendo en diferentes direcciones… Nadie tenía idea de nada. Mientras corríamos hablamos con nuestro hijo que está en el ejército, tratando de enviar amor a todos en casa y calmarlos.


Por supuesto corrimos de la mano, y hubo un momento en que le dije a Yamit: "Al menos moriremos juntos como siempre dijimos".


No había ni un solo policía, ni un solo soldado, nadie. Corrimos por el campo durante 3 horas; Entramos en un huerto de naranjos, cruzamos al huerto de limones y seguimos corriendo, corriendo, corriendo, corriendo...


Hasta que de repente Yamit notó un auto pequeño con 3 asientos, inmediatamente saltó a él.


La seguí y otras 6 personas vinieron con nosotros. Simplemente pisamos el acelerador y arrancamos. Todo esto (la corrida, el auto) sucedía mientras las balas silbaban a nuestro lado. Y todavía ni un solo soldado o un policía. Incluso cuando íbamos conduciendo y vimos a un soldado con un arma, nos asustamos y dudamos porque entendíamos que [los terroristas] habían robado uniformes y vehículos militares.



Viajamos a 150 [km/h] y llegamos al Kibbutz Re'im, lo cual era lo lógico para nosotros. El portón eléctrico estaba cerrado y dudamos si bajarnos del auto y entrar al kibutz para que nos ayudaran. En retrospectiva, nos enteramos de que en aquel momento los terroristas se habían apoderado del kibutz.


Tomamos a la derecha; llegamos al Kibbutz Tze’elim, donde estábamos nosotros y otras 250 personas más que arrancaron de la fiesta. La gente del kibutz inmediatamente entró en acción y comenzó a atender todas nuestras necesidades.


Muchas gracias por eso; ustedes son nuestros héroes. Vuestro Equipo de Contingencia fue valiente, realmente valiente.


Hoy estamos llorando sin cesar por los amigos asesinados y esperamos con ahínco el regreso de los cautivos.


¡Esperamos y exigimos al gobierno israelí que erradique a Hamás, nada menos!


Nuestra comunidad sufrió un duro golpe el 7 de octubre. Nunca volverá a ser la misma.


Yamit & Tal O.

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